Entrevista con LA NACION. El presagio de Pillín Bracamonte hace 20 días: “Si me matan la ciudad se incendia”
Andrés Bracamonte, de 53 años, decía que se quería jubilar. Su “empleo” no era convencional. No tenía horarios ni recibo de sueldo. Tampoco lidiaba con ningún jefe. Él lo era. Desde hacía casi 30 años tenía la hegemonía de la barra brava de Rosario Central. Su poder sobrepasaba el paraavalanchas. “Todavía no puedo”, advirtió a este periodista hace 20 días en un bar de barrio Martin, en el centro de Rosario, durante una charla de más de dos horas. Fue la segunda en menos de dos meses y medio.